Te hablé de cosas que había jurado no volver a mencionar. Podrías abrir las puertas de los rincones más recónditos de mi corazón, aquellas cuya llave extravié hace tanto tiempo. Apuesto a que encontrarías todas y cada una de las llaves y entrarías despacito sin que yo me diera cuenta, poniendo cuidado de no dar ningún portazo más.
Me gustaría mecerme en el sonido de tu voz.
Y, sin embargo, ...