martes, 27 de julio de 2010

La Magia

La conversación de anoche hizo que se abriera un cajón, y esto salió volando, deshaciéndose del polvo que acumulaba desde hace unos meses:


Hay días en los que me gustaría tener el valor suficiente para hacerlo.

Pero al día siguiente pienso que estoy loca, que sólo es una fantasía y que me estoy engañando.

Y es verdad, es sólo un momento de locura. Pero disfruto imaginando todas las cosas que pasarían si lo hiciera, y si la respuesta fuera positiva.

No es algo que desee realmente, es como un recuerdo de otra vida, de un camino que no escogí, pero que podría haber salido bien. ¿Por qué no me salté el semáforo en rojo cuando estaba delante del cruce? ¿Por qué no fui hacia ella, que estaba tan cerca, al otro lado de la calle? Sentía lo mismo que ahora, pero me dí la vuelta, igual que ahora.

La diferencia es que ahora yo sé que me estoy dando la vuelta, y sé lo que dejo a mis espaldas. Y también sé que ella ya no está al otro lado.

Ni entonces ni ahora fueron momentos idóneos. Ni creo que el momento llegue nunca a ser idóneo. Supongo que esto es lo que hace que la magia se mantenga imperturbable.

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