Hace tiempo que me pregunto si todavía existe, si no se quedó enterrada por el camino, si no se secó con el viento y desapareció su negro surco.
Quiero creer que todavía está en el fondo de algún corazón, olvidada en el baúl de los líquidos amargos, esperando a que alguien vacíe la botella, para ver si podemos, poco a poco, volver a llenarla.
Esperemos que si.
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